AGITADORAS

PORTADA

AGITANDO

CONTACTO

NOSOTROS

     

ISSN 1989-4163

NUMERO 40 - FEBRERO 2013

Historia Sesgada (y Menos Mal) de la Moda en la Tele Patria

Los Fashiónpedists

Escribe Catyshark de Aragón / Ilustra Pitina Caleya

No tenemos un Project Runway. Ni un The Fashion Show. Ni por supuesto un The Fashion File. Resulta curioso ver cómo la moda, que despierta el interés de tanta gente, no acaba de encontrar un lugar estable en la televisión patria. No obstante, tenemos y hemos tenido algunos hitos televisivos.

La lista que sigue a continuación no es una lista de los mejores, tampoco está ordenada por orden de preferencia. Simplemente servidora ha recordado algunos nombres y así, puestos todos juntos y en orden más o menos cronológico, se ha dado cuenta de ciertas cosas:

  1. Corazón, Corazón: el primer recuerdo sobre moda en la tele que me viene a la mente es Cristina García Ramos presentando un breve recopilatorio de los desfiles de Alta Costura. Fue allí donde vi por primera vez el último Versace, Gaultieres y Muglers o el mejor Galliano. Quizá sea porque ahora, vista desde el presente, me fascina esa etapa y por eso mis recuerdos son positivos, no lo sé. Eso sí, Cristina García Ramos, ella en sí misma, siempre me ha parecido bastante lo más.
  2. Noche de Fiesta: los desfiles de bañadores en los magazines de sobremesa palidecieron cuando apareció Noche de Fiesta. Una oda al visón, a los sostenes de lentejuelas, a los postizos capilares y al Norma Duval total look (visón por fuera, bikini por dentro) Juncal Rivero como trendsetter cañí, bailes latinos en slips de Abanderado y dos palabras que se han quedado grabadas en mi mente: Vinicio Pajaro, peletero italiano. Me gustaría criticarlo, pero no puedo. Estas referencias me vienen grandes.
  3. Desnudas: Cuatro empezaba a apuntar maneras con este programa que intentaba quitar complejos a golpe de mechas y humillaciones públicas. Desnudaban a la candidata y la sometían a un juicio popular para que se diera cuenta de que sus lorzas no eran tan enormes. Luego la llevaban a Juan por Dios a cortarse las puntas, se compraba las tendencias de turno, un poquito de moda española y durante el proceso Juanjo Oliva hacía aflorar su belleza interior susurrándola al oído. Inenarrable.
  4. Supermodelo: el America’s Next Top Model cañí, con todo lo que eso implica. Y más: Judith Mascó con vestidos baby doll buscando su cámara durante tres meses (no la encontró), el inconmensurable Valerio Pasarelo, una estilista con una ristra de chorizos colgados del cuello. Raquel (mujer inspirada, políglota, novelista e icono trash que se sabía el nombre de muchos diseñadores), María Amparo en la piscina, el descubrimiento de Josie como figura mediática con su mítico “Ese pelo tan mechado no se puede bookear”. Los castings: “He dicho Balenciaga, no Valencia”. Entenderán por qué es imprescindible que vuelva.
  5. Nova y Cibeles: las retransmisiones de la pasarela antes conocida como Cibeles han tenido un poco de todo, si bien es cierto que nunca fueron demasiado buenas y además el nivel ha ido bajando. Al principio las salvaba la voz en off de Pedro Mansilla, que habla como siete pero sabe de lo que habla. Después se convirtieron en una sucesión de personajes sin interés, de presentadores que deben saber de moda más o menos lo que yo sé de la encíclica papal y, lo que es peor, en un conjunto desordenado de clichés absurdos: cualquier desfile se inspira “en una mujer fresca e independiente”, cualquier mujer con borsalino es “una mujer muy dandi”, da igual si son sedas o polyester porque siempre es “muy femenino”. A la común falta de ideas de la pasarela patria se le suma, como era de esperar, una cobertura igual de vacía.
  6. Fiona, te necesito: Fiona Ferrer, esa hembra. Fiona Ferrer, ahora novelista de éxito y faro vital de todas las aspirantes a Carrie Bradshaw de extrarradio. Se dio a conocer en Supermodelo (suspirito nostálgico) y obtuvo un programa propio en el que desplegaba sus habilidades como personal shopper. El título nos recuerda al famoso “Rupert, te necesito” y nos anticipa el éxito interplanetario de “Tabatha, te necesito” Pero lo suyo no iba de pelos, iba de trapos. Y de moda española, porque todos sabemos que las mujeres de bien visten de diseñadores autóctonos. Fiona fue una de las orgullosas introductoras del auge de los compradores personales. Ahora quien más, quien menos, es personal shopper. Gracias, Fiona.
  7. El armario de Josie: diréis lo que queráis, pero Josie es un animal mediático y un filósofo de la moda. Durante trece programas y junto a Beatriz Moreno de la Cova, se dedicó a cambiar el look a gente de lo más variopinta. Hasta ahí sería un programa más de cambio de estilo si no fuera porque por él pasaron cazadores, mecánicos, boxeadores o camareros folclóricos. Pero, sobre todo, porque gracias a esta excusa, Josie pudo deleitarnos con su sabiduría modistil y dejarnos frases lapidarias tales como: “siempre que hace un día de viento es una fiesta de moda: los forros se abren y el Burberry sale”, “No es que sea bonito, pero tiene un punto Versace años 80… es una horterada máxima maravillosa”, “Quiero inspiración Sherezade”, “Esto es Haute Couture, simplemente” “no dejéis que brille mucho que luego se convierte en Amaia Montero” o el mantra vital “ante la duda, Ralph Lauren”. Más razón que un santo.
  8. Algunos fogonazos episódicos: muy de vez en cuando aparecen programas cortos bastante reconfortantes. Es el caso de la serie de documentales sobre moda que estrenó hace muy poco Canal+, la mesa redonda en torno a Balenciaga que ofreció TVE hace un par de años o “Cine vende Lujo”, un programita que emitió de nuevo Canal+ en 2010 en el que Eugenia de la Torriente y Pablo Alzugaray opinaban (ya en 2010, ojo) sobre el fashion film. Sé que hay más milagros episódicos de este tipo, pero ahora mismo no los recuerdo.
  9. Monográficos de la 2: No es que sean esclarecedores, pero una serie de documentales monográficos sobre Mugler, Gaultier, McQueen o Viktor and Rolf es bastante más de lo que cabía esperar visto lo visto. Aunque no pertenece al mismo programa, creo que el documental “Moda española: tirando del hilo” (Crónicas) debería ser de visionado obligatorio. La tele te da sorpresas.
  10. Solomoda: he de confesar que no lo he visto. Porque un día lo puse y apareció Nieves Álvarez con una pose imposible y un ventilador en la cara y cambié de canal. En otra ocasión pillé una entrevista con Chabeli y me entraron sudores fríos. Pero hace un par de semanas vi una entrevista con Ralph Lauren y ya me entraron más ganas. A juzgar por lo que leo en Twitter, probablemente sea más de lo mismo, pero tendré que comprobarlo por mí misma.

La conclusión a la que he llegado al poner estos hitos televisivos todos juntitos es, probablemente, la que han sacado ustedes al leerlos: tenemos, en parte, la tele que nos merecemos. Los programas subsisten porque la gente los ve. Mucho me temo que las cadenas no se van a arriesgar a cambiar la programación ni van a ponerse a educar a las masas. La televisión (al menos la privada. Eh… bueno, digamos que la privada) es un medio lucrativo. Y el modo más rápido de lucrarse es darle a la mayoría lo quiere. Cambiar mentalidades sale muy poco rentable.

Dicha conclusión es perfectamente aplicable a la moda: probablemente no tengamos la industria de moda que nos merecemos (o sí, vaya usted a saber) pero sí la moda televisiva que nos merecemos. La mayoría de los programas no hacen más que reflejar la “moda” que atrae a la mayoría: trapos, famosas con trapos, realities con trapos, bikinis de lentejuelas, romances de modelos, cambios de looks y eventos de postín. No tenemos un Fashion File porque a nadie le interesa Tim Blanks. No tenemos un Project Runway porque importa más la famosa que el diseñador. Porque aquí importa la ropa, no la moda. Gracias a Dior que existen excepciones, que existe el Youtube y que existe el streaming. Bueno, y qué demonios,
Supermodelo.

Fashiónpedists

 

 

 

 

@ Agitadoras.com 2013